domingo, 26 de diciembre de 2010

Senegal VII: La Langue de Barbarie



La Langue de Barbarie es un parque nacional situado frente a la primera costa del continente, es una lengua de arena que se extiende paralela a la costa, muy estrecha y que ofrece una costa lineal sin explotar porque es un parque natural. Para evitar inundaciones en Saint Louis unos ingenieros, creo que franceses, decidieron partir esa lengua en dos para facilitar el paso del agua del río al mar, abrieron una brecha de unos metros que ahora son 2km, desde el punto de vista de la gente del lugar, un desastre medioambiental. La consecuencia de la desafortunada obra es la división de la Langue en dos zonas, una norte, cercana al barrio de pescadores, y otra sur, mucho más aislada, donde no es posible construir y donde sólo se puede llegar en barco desde Gandiol, población situada al sur de Saint Louis.

En la zona sur de la Langue de Barbarie, sólo hay dos hoteles (tipo lodge) que den alojamiento, el resto es naturaleza y playa totalmente salvaje. Nosotros nos alojamos en El Faro, pero además está el Campament L’Ocean et le Savanne. El Faro fue una magnífica selección, especialmente si eres español puesto que está gestionado por las mismas personas que el Hotel Siki. Son hoteles situados en el centro de la Langue, se llega en barca y te permiten disfrutar de tranquilos baños en el río o de auténticos revolcones en el mar, es un auténtico paraíso al que volveré.

No tienen las comodidades de los grandes hoteles, de hecho en el Faro sólo hay luz de 19.00 – 23.00. Pasar una semana allí significa estar alejado de tu móvil, de internet, de tu ordenador y del mundo al 100%. Como única diversión tienes la compañía que tú lleves, la lectura (tienen una costumbre práctica de pedirte tus libros para intercambiar con los suyos, una pequeña biblioteca donde se admiten donaciones, cargar con libros es siempre un problema en los viajes, así que déjalos aquí, estarán encantados) y los interminables paseos por la playa. Puedes dar una vuelta en kayak o canoa y/o volver a Saint Louis aprovechando algún viaje del personal del hotel para empaparte otra vez de civilización.

La comida es excelente y se agradece mucho más en un lugar donde no hay absolutamente nada más que palmeras, arena, vegetación de costa y agua. Los pescadores vienen por la mañana y traen pescado recién pescado que el cocinero transformará en un plato exquisito.

Después, si Pilar sigue al mando y tiene tiempo, fue magnífico disfrutar de sus conversaciones por la noche.


Datos prácticos

Faro de Barbarie

Gandiol, Langue de Barbarie
Tel.: +221 771 807 811
e-mail.: info@farobarbarie.com
Campament Ocean et Savanne
Gandiol, Langue de Barbarie
Tel.: +221 33 961 12 60
e-mail.: hotresid@orange.sn



Senegal VI: Saint Louis y alrededores

Desde Saint Louis se pueden hacer un par de excursiones que dependerán del tiempo que uno tenga. No nos vamos a engañar, los dos lugares visitables no están cerca, aunque seguro que merecerán la pena.

Se puede visitar el Desierto de Lompoul, es una visita a lodge que está dentro del desierto y no aportará grandes vivencias si ya se ha visitado otros desiertos, necesitas hacer noche porque está a 200km de Saint Louis.


Podor y Djoudj. Se puede ir a Djoudj, que es un parque natural ornitológico, por carretera, pero si se está alojado en Saint Louis se puede coger un barco que sale de Saint Louis, viaja por el río Senegal hasta el parque. El barco hace, en realidad, un crucero que va hasta Podor, pero es posible hacer una excursión de un día que te deja en el parque Djoudj y un taxista te trae de regreso a Saint Louis por la tarde. Se puede reservar en la agencia Sahel Decouverte, el billete del barco que incluye un desayuno, una comida y la visita al parque.

Lo común a estas visitas es que son tanto más interesantes cuanto más sepas de pájaros, por tanto el interés que puede tener para un turista ajeno a la ornitología es navegar durante todo un día por el extensísimo río Senegal y la visita en barca por este parque que es sin duda un paisaje bellísimo del país. La vuelta al atardecer en coche te enseña la belleza de una sabana accidentalmente poblada de algún baobab.

Recomiendo el viaje en este histórico barco, Le Bou El Mogdad, aunque no recomendaría el crucero entero porque puede ser bastante pesado, el barco se desplaza con mucha lentitud por el río y son muchos los kilómetros que hace hasta llegar a Podor.

Acaban aquí las entradas de Senegal, espero volver y tener tiempo para visitar el Sur. Llamaré a Bouba, un guía que nos enseñó muchas cosas con generosidad, puesto que no le habíamos contratado, que además es de Casamance y que habla un español, aprendido en Vitoria, casi como el mío.


Datos prácticos

Bouba Tour

Guía de Senegal
Sahel Découverte
Saint Louis
Rue Blaise Diagne, BP 266
Tél.: +221 33 961 52 58

Senegal V: Saint Louis y el barrio de pescadores

El barrio de pescadores merece una entrada por sí mismo. Saint Louis tiene dos entradas fundamentales de dinero: el turismo (que ya hemos comentado que no es tan boyante como el Sur de Dakar) y la pesca. El barrio de pescadores es, según nos contó un guía senegalés, la ciudad con mayor densidad de población de toda África. Cuando nuestra mentalidad europea agarra sin saber las palabras “barrio de pescadores”, el cerebro construye un barrio idílico, con farolillos y ventanas de madera teñidas de azul, casas encaladas y buenos restaurantes a la orilla del mar.

Con esa imagen y sin leer apenas una guía (al menos no la parte que hablaba de esta zona), nos presentamos frente al barrio de pescadores al atardecer, todavía oigo la risa de Bouba cuando se lo contaba. Atravesamos un puente que va hacia el comienzo de la Langue de Barbarie donde se sitúa el barrio de pescadores. El puente te lleva a un mercado, una especie de mercadillo donde cosas de muy poco valor son vendidas a los cientos y miles de personas que se hacinan en un barrio pobre, muy pobre. Los niños juegan al fútbol en una especie de plaza, todos van descalzos y usan un trapo enrollado como pelota, todos sonríen. Nuestro paso se acelera buscando una zona más abierta, somos los únicos blancos del lugar y mucha gente nos mira. Sabemos que el mar está justo al final y lo buscamos en nuestro paseo que cada vez se acelera más. La playa es magnífica, como deben ser todas las playas en Senegal y vuelve a estar llena de niños, que una vez más siguen jugando al fútbol.

En ese punto un hombre que no debe tener más de cuarenta y cinco años nos saluda educadamente, sólo busca conversación y nosotros le escuchamos. Todos los hombres que viven en el barrio se dedican a la pesca, salen a las 4 de la mañana en las mismas barcas de madera que llamamos pateras. Van a pescar mar adentro y vuelven al atardecer. Las mujeres salan el pescado en condiciones insalubres y unos camiones que aparcan junto al río esperan a estar llenos de ese pescado encurtido para partir a su destino. Cada hombre puede convivir con más de una mujer, no olvidemos que la inmensa mayoría son musulmanes, vivir con más de una mujer es lo habitual y de cada una de ellas la media de hijos es altísima, no es raro que alguien te cuente que son 40 o 50 personas en una misma familia.

Las infraestructuras no favorecen la salubridad en este barrio, no hay ni un solo contenedor de basura y ésta se acumula en las orillas del río. “Los pescadores son así, no sólo en Saint Louis, en todo Senegal, son libres, no quieren vivir bajo normas, no quieren tener que tirar la basura en cubos, viven en el mar, no deben acatar las normas de la tierra” me dice un sabio del lugar.
Aquí todo el mundo conoce a alguien que ha ido a España en patera, nuestro hombre nos dice que él mismo fue y fue deportado nada más llegar, primero encerrado en un centro para inmigrantes en Canarias y luego devuelto a su país. No habla apenas español, pero se defiende en inglés y entre los tres idiomas, francés, inglés y español, encontramos la forma de comunicarnos. Nos quiere enseñar el barrio, pero declinamos la visita, está anocheciendo y no nos parece seguro, nos despedimos y salimos hacia el centro de Saint Louis.

Cruzar en coche el barrio de pescadores para ir a la lujosa Langue de Barbarie es algo difícil de olvidar, remueve tu conciencia para siempre.

Senegal IV: Saint Louis

Esta entrada os contará qué actividades realizar en Saint Louis. Un tema a tener en cuenta a la hora de visitar Saint Louis es comprobar si es la época adecuada, por meteorología desaconsejo viajar en verano (de Julio-Agosto-Septiembre), hace demasiado calor. Durante el pleno invierno (Noviembre-Febrero) Senegal presenta un clima atractivo, con calor para tostarte al sol sin que los mosquitos te molesten demasiado.

Otro dato a tener en cuenta es que en Saint Louis y en Senegal hay mucha vida cultural, en Saint Louis especialmente ligada a la música. Por ejemplo, este año sería fantástico poder ir a principios de Junio porque es el Festival de Jazz de Saint Louis.

Pasear por Saint Louis es una pequeña aventura, hay un museo interesante que relata la historia del primer aviador que cruzó desde Senegal a América del Sur (Brasil) que se llamaba Mermoz y que es un personaje ligado a esta ciudad. La compañía aeropostal marcó un poco el carácter de esta ciuidad y la ancló en aquel pasado próspero del que hoy sólo tenemos un hermoso recuerdo. Tomar un cóctel en el Flamingo, disfrutar de un día de playa en la Langue y visitar el barrio de pescadores son tres de las actividades que recomendaría de Saint Louis.

El Flamingo es un bar con piscina que hay junto al río Senegal y que no tiene nada especial a excepción de su magnífica localización que te permite tomar un cóctel viendo el maravilloso puente de hierro que cruza el río hasta Saint Louis.

Es interesante tomar un taxi en Saint Louis y que te lleve a uno de los hoteles de la Langue de Barbarie para pasar el día en la playa y disfrutando de la piscina, sin más presión que decidir cuándo irás a comer o cuándo volverás a la ciudad. En invierno suele haber poquísima gente y están encantados de recibir visitantes que no estén alojados en el hotel.

En la imagen, la salida al mar del Hotel Cap Saint Louis que además tiene una piscina magnífica y un restaurante donde se puede comer pescado a buen precio.


Otras visitas más placenteras serán un masaje en el spa de la Maison Rose y, por supuesto, ir a cenar al Siki.

Comprar artesanía en Saint Louis es casi obligado por dos motivos, favoreces la subsistencia de mucha gente a cambio de nada y te llevas a casa objetos realmente preciosos a un precio irrisorio. Así que recomiendo visitar cualquier tienda, hay muchas, que salga a nuestro paso durante las caminatas por Saint Louis. Los Senegaleses son buenos, muy buenos costureros, las telas son de un colorido a veces excesivo, pero en general elegante, la mujer senegalesa merece un apartado especial, nunca en mi vida había visto una elegancia natural tan manifiesta, estoy impresionada. Intenté comprar algo de ropa para parecerme algo a ellas, pero definitivamente no se puede imitar su porte.

Datos prácticos

Flamingo

Rue Bisson.Saint Louis, Senegal
Hotel Cap St. Louis

Hydrobase
Tél.: (+ 221) 33 961 39 39
Fax: (+ 221) 33 961 39 09











Senegal III: Saint Louis y el Siki

(Entrada dedicada al desayuno en el Hotel Siki, un placer difícil de olvidar)

Desayunar a las 9 en el Siki puede ser una experiencia inolvidable. Las habitaciones y zonas comunes del Siki siguen siendo una casa colonial, las telas africanas y las máscaras que Jai ha ido comprando y poniendo con cariño en el local le confieren un aire local que hace que estés siempre situado. No es como esos lugares anodinos e internacionales que hacen que olvides en qué país estás, es simple y llanamente un trocito de Saint Louis.  Sólo una cosa te saca de esa atmósfera Senegalesa, las cartas colgadas en la pared. Unas cartas de pizarra de madera, escritas a tiza que muestran una gastronomía atractiva para el viajero que no termina de adaptarse a la rica cocina senegalesa. Allí, en esas cartas, percibimos cuando entramos a tomar un café, que había españoles en la sala. Pulpo a la gallega, tortilla de patatas, paella, calamares,…así, todo expresado en nuestra lengua materna a pesar de que nadie en Saint Louis sabe qué significa.

Volvamos al desayuno, en una mesa grande, yo sola junto a mi portátil, el sol entra por las ventanas y alguien trabaja en alguna otra mesa. Una camarera me prepara un delicioso desayuno, mientras yo preparo el escenario para comprobar mi e-mail, revisar las noticias y, probablemente, trabajar en alguna cosa. Poco a poco el local, con acceso directo a la calle, se va llenando de gente, en realidad no se llena, porque las gentes llegan de una en una, es como si su propia dinámica facilitara tu aprendizaje, porque eso es lo que es al fin y al cabo, no estoy desayunando, estoy aprendiendo a marchas forzadas cosas sobre el país.

Un hombre negro, alto, altísimo y joven, muy joven entra en el local, intercambia dinero con alguien que le estaba esperando, quizá le habría llamado con anterioridad. Me mira con complicidad y me explica, “da un mejor cambio que el banco”. Ambos se despiden, en Senegal siempre se saluda con la mano, tanto en el comienzo como en la despedida, son afectivos y cercanos, sin la asepsia de los europeos, la comunicación es mucho más directa.

Otra vez el local vuelve a estar semivacío, hasta que una pareja de cooperantes españoles entra y ruidosamente, haciendo gala de su origen, charlan con los que encuentran a su paso. Te permiten aprender que hay mucha gente trabajando en cooperación, ingenieros, maestros, doctores, gente que trabaja en las obras que el gobierno español financia para evitar que las pateras salgan al mar. Pero todos se van, el restaurante del Siki, como todos los hoteles, es un sitio de paso, excepto para mí que disfruto la mañana observando y aprendiendo. Una señora mayor entra y saluda, también en español, el Siki es un punto de encuentro, la eterna amabilidad de Jai hace que todo el mundo venga y se quede un rato. La señora cuenta, “me vine a ayudar a esta gente, que lo necesita y mucho”, me da que pensar, no es una historia aislada, gente que huye de una vida cómoda y se viene a Senegal a echar una mano, “yo ya lo he hecho todo en la vida, al menos que lo próximo que haga sirva para algo”.

Pero también se va y deja paso a los funcionarios del ayuntamiento, que vienen a inspeccionar. En Senegal los establecimientos regentados por senegaleses se ven menos afectados por las normas de calidad y las inspecciones que los regentados por extranjeros, pero es normal, hay muy pocos senegaleses que puedan hacer frente a negocios como hoteles, tiendas, etc. Son negocios muy distintos, ellos abren pequeñas tienducas de souvenirs, etc. y el gobierno no les molesta en absoluto. Es palpable porque los niveles de calidad de unos y otros son muy diferentes. Aunque, nos cuentan, no es la misma corrupción que en algunos lugares de Sudamérica, sí que muchos inspectores encuentran algún modo extra de supervivencia de sus visitas.

Así cientos de historias confluyen en ese bar-restaurante de ese magnífico hotel, gracias Jai por tu atención y por tu cariño.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Senegal II: Inicio de viaje

Decidimos ir a Senegal durante el pasado Diciembre (2010), justo para las Navidades. Nuestra opción fue volar con la TAP que tiene los mismos malos horarios para ir a Dakar que Iberia, pero nos permitía hacer escala en Lisboa (un día durante la ida y cuatro días en la vuelta para pasar la Navidad en una ciudad que me parece alucinante, escribiré una entrada específica sobre Lisboa), recomiendo el vuelo para los que tenemos que hacer escala obligatoriamente.

Elegimos Senegal como un lugar donde poder descansar, con muy buen clima en invierno, nos apetecía un destino sencillo, que no nos obligara a ir corriendo de un lugar a otro, un país sin pretensiones, sólo un lugar donde descansar en la playa, donde poder leer tranquilamente y donde poder vivir en paz. Nuestro primer destino para hacer esto es siempre la maravillosa isla de La Palma, pero ya habíamos visitado esta isla hacía unos meses y queríamos cambiar.

Senegal es un país extensísimo, con un montón de destinos turísticos. La elección fue difícil porque no hay mucha documentación, las guías que consultábamos no eran muy buenas, pero fue nuestra referencia, también lo fue consultar a algún amigo que ya había visitado el país. Está claro que el destino más visitado es el sur de Dakar, la zona que está bajo Gambia, en la región de Ziginchor, llamada Casamance. El Ministerio de Exteriores te recomienda que no vayas a Casamance, pero lo cierto es que, como siempre, no existe más peligro en Casamance que en el centro de Madrid, según nos comentó todo el mundo en Senegal (no sólo los senegaleses, sino muchos españoles que viven y trabajan allí).


Nuestra primera opción fue ir a Sally, un lugar que parecía tranquilo, situado en la costa al sur de Dakar, pero nos enteramos que un temporal había destrozado la costa del hotel al que íbamos y decidimos cambiar la estancia para minimizar riesgos, un viaje de playa sin playa no tenía mucha gracia. Así que decidimos ir al Norte, a una ciudad colonial situada junto a la frontera con Mauritania llamada Saint Louis.

Llegamos a Dakar de madrugada, el aeropuerto de Dakar es un caos absoluto y es recomendable tener contratado un taxi por adelantado para que alguien te esté esperando cuando llegues (es un servicio que tienen casi todos los hoteles). Dakar es una ciudad que tiene o parece tener sus peligros, tiene poco atractivo, desde mi punto de vista es más una ciudad de paso.

Senegal es un país estable, una antigua colonia francesa, con un gobierno pro-francés bastante corrupto que hace que el país no tenga infraestructuras y que los negocios sean imposibles. Se palpa que el dinero se escurre y que a la población sólo le llega las consecuencias del desastroso gobierno y la pasividad de los franceses que se conforman con hacer negocio a través de sus multis como en todas las colonias. Hay una aversión lógica a todo lo francés que se manifiesta en clave de una simpatía sin límites a los españoles ("Los africanos de europa", nos llaman algunos, cosa que me halaga) y de una crítica feroz a los franceses que, por lo que yo he podido vivir, mantienen todavía un clima colonial de dominación.

Es más que posible ir a Senegal por vuestra cuenta, es recomendable. Aunque también recomendaría la ayuda de algún guía local para que te eche una mano con las visitas más remotas. En Senegal todo está muy lejos porque las carreteras no son buenas y no existen, de momento, los vuelos interiores. Se puede ir en barco desde Dakar a Zighinchor, pero a Saint Louis se debe ir en coche, lo que supone un pesado viaje de 4 horas. Así que al tiempo del vuelo, hay que añadir estas horas de coche que pueden convertirse en 3 dependiendo de la hora, se pasa por una zona de mucho tráfico.

Continuará...


viernes, 24 de diciembre de 2010

Senegal I: La llegada a Saint Louis

Saint Louis, como decía, es una ciudad colonialque se encuentra al Norte de Dakar, casi en la frontera con Mauritania. Es una ciudad muy especial puesto que está situada en una isla y conectada a tierra (que en Senegal llaman Sor) por un puente fantástico que fue construido por Eiffel. Condujimos (más bien nos condujeron) toda la noche (al menos durante cuatro horas) por una carretera que conecta Dakar con Saint Louis, cuando llegamos a Saint Louis estaba amaneciendo. Saint Louis se ve desde el continente separado por ese puente de increíble belleza que separa la tierra de la Langue de Barbarie.


La isla está separada de la Langue de Barbarie por un pequeño puente, una lengua de arena que se prolon
ga paralela a la tierra y que es un auténtico paraíso. En realidad, la ciudad de Saint Louis no tiene mucho interés, es una ciudad con mucha densidad de población y con una Universidad lo suficientemente cerca como para que muestre un ambiente diferente a cualquier otro lugar de los que yo haya visto en
Senegal. Nuestro destino final era la isla de Saint Louis. No engaño a nadie, cuando vi el puente y vi Saint Louis, todavía en Sor, en el continente, pensé que me había equivocado de destino, la falta de infraestructuras hace que la población viva en unas condiciones que yo todavía no había visto en ninguna parte del mundo. No es que se viva mal, no vimos pobreza extrema y hay mucha gente que vive con sus necesidades básicas cubiertas, lo que ocurre es que no tienen dinero para obra pública y eso hace que el país carezca de muchos servicios básicos.


Avanzamos por el puente y nuestro viaje nos descubre una ciudad colonial, que recuerda a La Habana en muchas cosas, en la belleza y en el abandono que las instituciones tienen por un lugar que sin duda fue bellísimo. Saint Louis es una mezcla, donde las calles se llenan de gente que ofrecen pequeños servicios al turista, desde una ruta por la ciudad, pulseras, souvenirs o una conversación, hay que sobrevivir al acoso de unas gentes que malviven de los que los visitamos con una sonrisa (a mí me costó, pero lo aconsejo).

Nos alojamos en el hotel más famoso de la isla, al menos uno de los dos más famosos. Hay dos hoteles históricos, ambos muy ambientados en el contexto geográfico e histórico: La Résidence , La maison rose y el Hotel La Poste. Reservamos en La Résidence, pero nos fuimos al segundo día porque encontramos el mejor lugar para pasar nuestra estancia, un oasis en Senegal: hotel Siki

El hotel Siki es la casa de un famoso boxeador de Senegal, los dueños son españoles y uno de ellos, Jai, lleva fantásticamente bien este establecimiento que es donde puedes comer el mejor pulpo a la gallega del mundo.